El Código Napoleónico, o Código Civil Francés quedó compuesto por el Código Civil (1804), el Código de Procedimiento Civil (1806), el Código de Procedimiento Criminal (1808) y el Código Penal (1810), constituyó un tipo de sociedad en la que primaba el orden y la estabilidad en las relaciones interpersonales, además de la igualdad civil, la libertad religiosa, la centralización y el poder del Estado.
El Código Napoleónico se implantó en todos los Estados que él fundaría. Se abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España). A cada Estado le asignaron una constitución en la que se concedía el sufragio universal masculino, la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, y la creación de un parlamento. Además, fue instituido el sistema administrativo y judicial francés; también se crearon gobiernos constitucionales, pero que no fueron más que una promesa.
El Código Civil recogía los elementos esenciales del pensamiento social de la época Napoleónica y además los transmitió a toda Europa, en muchos de cuyos países contribuyó a establecer las bases de la sociedad moderna. Concebido, como ya se ha señalado, en función de los intereses de la burguesía, consagraba y sancionaba el derecho a la propiedad.
La familia aparecía como uno de esos cuerpos sociales que "disciplinan la actividad de los individuos". La autoridad del padre, que se había visto debilitada por la Revolución, se veía reforzada en el Código, de tal manera que podía imponer prisión a sus hijos durante seis meses, sin necesidad de control por parte de la autoridad judicial. Se le reconocía la propiedad de los bienes de éstos y la administración de los de su mujer.
Todas estas reformas emprendidas por Napoleón durante el Consulado contribuyeron a restablecer el orden y la disciplina en Francia, después de los duros años transcurridos desde 1789.
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