miércoles, 24 de septiembre de 2014

Septiembre 24: Un comité de notables forma un Gobierno Provisional durante la Revolución Belga de 1830 y bajo el nombre de Comisión Administrativa.






La “Revolución de 1830” en París fue aprovechada por los belgas para lograr su independencia del Reino de los Países Bajos.




Las diferencias entre belgas y holandeses eran múltiples: los holandeses eran agricultores y comerciantes, los belgas eran más industriosos; los holandeses eran protestantes, mientras que los belgas eran católicos; los holandeses exigieron que la capital fuera Amsterdam, y los belgas querían que fuera Amberes o Bruselas; los belgas se comunican en flamenco en el Norte y en francés en el Sur, mientras que los holandeses hablan neerlandés (holandés).


Miembros del Gobierno Provisional de Bélgica el 24 de septiembre de 1830



Con el apoyo de Francia y de Gran Bretaña, los belgas obtuvieron el reconocimiento internacional como país independiente creando una monarquía constitucional en cabeza de Leopoldo de Sajonia-Caburgo.




Bélgica fue el único país que logró completar su red ferroviaria antes de 1848. El período de paz, que le produjo su independencia y su monarquía constitucional, permitió que los inversionistas franceses y británicos desarrollaran las vías de comunicación belgas, principalmente las líneas ferroviarias.


División política de Bélgica, después de 1830



Los factores fundamentales que permitieron la industrialización belga incluyen:

La tradición artesanal e industrial de los belgas.

La adopción del modelo británico de gobierno y de industrialización.

La posesión de recursos naturales como el carbón y el mineral de hierro.

La inversión extranjera en infraestructura y en montaje de fábricas.

La construcción de la red ferroviaria y de canales de navegación internos, por parte del Estado.

La cercanía con Gran Bretaña, Francia y los países germánicos para ampliar su comercio e inversiones.

El establecimiento de un sistema financiero confiable, que contribuyó a la construcción de la infraestructura física, en producción y en transportes.

El crecimiento de la población en mejores condiciones higiénicas.



Después de Gran Bretaña, Bélgica era el país más industrializado de Europa a mediados del siglo XIX.

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