La Guerra de Crimea fue el primer conflicto bélico internacional en Europa, después de las Guerras Napoleónicas, de comienzos del siglo XIX. Luego de 38 años de paz internacional, se rompió el llamado equilibrio de poder, firmado en el Congreso de Viena, en 1815.
Los rusos defendían el derecho de los cristianos ortodoxos a acceder a la Tierra Santa en poder del Imperio Turco-otomano. Del mismo modo los franceses reclamaban el derecho de los católicos para ir a Tierra Santa con garantías de seguridad.
Una especie de paranoia invadió la mente del Primer Ministro Británico, George Hamilton Gordon, conde de Aberdeen, quien empezó a especular sobre los diferentes tipos de riesgos que surgirían si Rusia continuaba su expansión hacia el Mar Mediterráneo.
Los británicos informaron al Sultán turco que, junto con los franceses, estaban listos a apoyarlo si le declaraba la guerra a Rusia. En efecto, el Sultán Abdul-Mejid I, procedió a declarar la guerra a Rusia, el 5 de octubre de 1853.
El 4 de enero de 1854, las flotas aliadas de Francia y gran Bretaña, ingresaron al Mar Negro y el 28 de marzo declararon la guerra formal a Rusia, luego que los rusos destruyeran la flota turca.
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