Los europeos del siglo XIX se referían al Imperio Turco-Otomano como “El Hombre Enfermo” que cedía territorios a Rusia por debilidad. El conflicto estalló el 24 de abril de 1877 cuando Rusia declara la guerra al Imperio Otomano. La guerra se peleó en los Balcanes y en el Cáucaso.
Rusia quería aprovechar para recuperar los territorios perdidos en la Guerra de Crimea (1853-1856) y lograr establecerse de nuevo en el Mar Negro.
El resultado de la guerra fue favorable a Rusia que se quedó con varias provincias del Cáucaso, Rumanía. Serbia y Montenegro aprovecharon la guerra para independizarse de los turcos.
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